¿Qué es la Poesía Mística?

La poesía mística es un canto del alma que entrelaza fe y belleza, invita a explorar los misterios divinos a través de la palabra. Desde los salmos bíblicos hasta las odas de San Juan de la Cruz, esta tradición literaria ilumina el corazón con imágenes de esperanza, redención y amor eterno. Sus versos, cargados de simbolismo y fervor, no solo reflejan la búsqueda de Dios, sino que también despiertan la curiosidad por descubrir cómo la espiritualidad puede transformarse en arte. Adentrarse en ella es abrir una puerta a lo trascendente, donde cada estrofa promete un encuentro con lo sagrado.

Oración

Santa Teresa de Jesús

Nada te turbe;
nada te espante;
Todo se pasa;
Dios no se muda;
la pacïencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Sólo Dios basta.

Gloria a Dios Padre,
gloria a Dios Hijo,
igual por siempre
gloria al Espíritu.
Amén

Alma, buscarte has de mí

Santa Teresa de Jesús

Alma, buscarte has en Mí,
y a Mí buscarme has en ti.

De tal suerte pudo amor,
alma, en mí te retratar,
que ningún sabio pintor
supiera con tal primor
tal imagen estampar.

Fuiste por amor criada
hermosa, bella, y así
en mis entrañas pintada,
si te perdieres, mi amada,
Alma, buscarte has en mí.

Que yo sé que te hallarás
en mi pecho retratada,
y tan al vivo sacada,
que si te ves te holgarás,
viéndote tan bien pintada.

Y si acaso no supieres
dónde me hallarás a Mí,
No andes de aquí para allí,
sino, si hallarme quisieres,
a mí buscarme has en ti.

Porque tú eres mi aposento,
eres mi casa y morada,
y así llamo en cualquier tiempo,
si hallo en tu pensamiento
estar la puerta cerrada.

Fuera de ti no hay buscarme,
porque para hallarme a mí,
bastará sólo llamarme,
que a ti iré sin tardarme
y a mí buscarme has en ti.

Caminemos para el cielo

Santa Teresa de Jesús

La pobreza es el camino
el mismo por donde vino
nuestro Emperador al suelo,
hijos del Carmelo.

Caminemos, caminemos,
Caminemos para el cielo
Hijos del Carmelo
Caminemos caminemos
para el cielo

No dejar de nos amar
nuestro Dios y nos llamar,
sigámosle sin recelo,
hijos del Carmelo.

Vámonos a enriquecer
a donde nunca ha de haber
pobreza ni desconsuelo,
hijos del Carmelo.

Hermanos, si así lo hacemos
los contrarios venceremos
y a la fin descansaremos
con el que hizo tierra y cielo,
hijos del Carmelo.

Dichoso el corazón enamorado

Santa Teresa de Jesús

Dichoso el corazón enamorado
que en sólo Dios ha puesto el pensamiento,
por Él renuncia todo lo criado,
y en Él halla su gloria y su contento.
Aún de sí mismo vive descuidado,
porque en su Dios está todo su intento,
y así alegre pasa y muy gozoso
las ondas de este mar tempestuoso.

Vivo sin vivir en mí

Santa Teresa de Jesús

Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puse en él este letrero:
que muero porque no muero.

Esta divina prisión
del amor con que yo vivo
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga.
Quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza.
Muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte,
vida, no me seas molesta;
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero,
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba
es la vida verdadera;
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva.
Muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es el perderte a ti
para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues tanto a mi Amado quiero,
que muero porque no muero.

Entréme donde no supe

San Juan de la Cruz

Entréme donde no supe,
y quedéme no sabiendo,
toda sciencia trascendiendo.
Yo no supe dónde entraba,
pero cuando allí me vi.
Vivo sin vivir en mí
Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo.

Un pastorcico solo está penado

San Juan de la Cruz

Un pastorcico solo está penando
Ajeno de placer y de contento
Y en su pastora puesto el pensamie
Y el pecho del amor muy lastimado.
No llora por haberle amor llagado.

Que bien sé yo la fonte

San Juan de la Cruz

Qué bien sé yo la fonte que mane y corre,
aunque es de noche.
Aquella eterna fonte está escondida,
que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche.
Su origen no lo sé, pues no le tiene,
mas sé que todo origen de ella tiene,
aunque es de noche.

Coplas de el Alma

San Juan de la Cruz

Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero
que muero porque no muero.

I
En mí yo no vivo ya
y sin Dios vivir no puedo
pues sin él y sin mí quedo
éste vivir qué será?
Mil muertes se me hará
pues mi misma vida espero
muriendo porque no muero.

II
Esta vida que yo vivo
es privación de vivir
y assí es contino morir
hasta que viva contigo.
Oye mi Dios lo que digo
que esta vida no la quiero
que muero porque no muero.

III
Estando ausente de ti
qué vida puedo tener
sino muerte padescer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí
pues de suerte persevero
que muero porque no muero.

IV
El pez que del agua sale
aun de alibio no caresce
que en la muerte que padesce
al fin la muerte le vale.
Qué muerte abrá que se yguale
a mi vivir lastimero
pues si más vivo más muero?

V
Quando me pienso alibiar
de verte en el Sacramento
házeme más sentimiento
el no te poder gozar
todo es para más penar
por no verte como quiero
y muero porque no muero.

VI
Y si me gozo Señor
con esperança de verte
en ver que puedo perderte
se me dobla mi dolor
viviendo en tanto pabor
y esperando como espero
muérome porque no muero.

VII
Sácame de aquesta muerte
mi Dios y dame la vida
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero
que muero porque no muero.

VIII
Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡O mi Dios!, quándo será
quando yo diga de vero
vivo ya porque no muero?

Cántico

San Juan de la Cruz

¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dexaste con gemido?
Como el ciervo huyste
haviéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ydo.

Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero,
si por ventura vierdes
aquél que yo más quiero,
decilde que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores,
yré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y passaré los fuertes y fronteras.

¡O bosques y espesuras,
plantadas por la mano del Amado!,
¡o prado de verduras,
de flores esmaltado!,
dezid si por vosotros ha passado.

Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura;
y, yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.

¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras embiarme
de oy más ya mensajero
que no saben dezirme lo que quiero.

Y todos quantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déxame muriendo
un no sé qué que quedan balbuziendo.

Mas, ¿cómo perseveras,
¡o vida!, no viviendo donde vives,
y haziendo porque mueras
las flechas que recives
de lo que del Amado en ti concives?

¿Por qué, pues as llagado
aqueste coraçón, no le sanaste?
Y, pues me le as robado,
¿por qué assí le dexaste,
y no tomas el robo que robaste?

Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshazellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.

Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

¡O christalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados
formases de repente
los ojos deseados
que tengo en mis entrañas dibuxados!

¡Apártalos, Amado,
que voy de buelo!.
Buélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma
al aire de tu buelo, y fresco toma.

Mi Amado las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas estrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los ayres amorosos,

La noche sosegada
en par de los levantes del aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

Caçadnos las raposas,
questá ya florescida nuestra viña,
en tanto que de rosas
hazemos una piña,
y no parezca nadie en la montiña.

Detente, cierzço muerto;
ven, austro, que recuerdas los amores,
aspira por mi huerto,
y corran sus olores,
y pacerá el Amado entre las flores.

¡Oh ninfas de Judea!,
en tanto que en las flores y rosales
el ámbar perfumea,
morá en los arrabales,
y no queráis tocar nuestros humbrales.

Escóndete, Carillo,
y mira con tu haz a las montañas,
y no quieras dezillo;
mas mira las compañas
de la que va por ínsulas estrañas.

A las aves ligeras,
leones, ciervos, gamos saltadores,
montes, valles, riberas,
aguas, ayres, ardores,
y miedos de las noches veladores:

Por las amenas liras
y canto de sirenas os conjuro
que cessen vuestras yras,
y no toquéis al muro,
porque la esposa duerma más siguro.

Entrado se a la esposa
en el ameno huerto desseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobre los dulces braços del Amado.

Debajo del mançano,
allí conmigo fuiste desposada;
allí te di la mano,
y fuiste reparada
donde tu madre fuera violada.

Nuestro lecho florido,
de cuevas de leones enlazado,
en púrpura tendido,
de paz edifficado,
de mil escudos de oro coronado.

A çaga de tu huella
las jóvenes discurren al camino,
al toque de centella,
al adobado vino,
emissiones de bálsamo divino.

En la interior bodega
de mi Amado beví, y, quando salía
por toda aquesta bega,
ya cosa no sabía,
y el ganado perdí que antes seguía.

Allí me dio su pecho,
allí me enseñó sciencia muy sabrosa,
y yo le di de hecho
a mí, sin dexar cosa;
allí le prometí de ser su esposa.

Mi alma se a empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro officio,
que ya sólo en amar es mi exercicio.

Pues ya si en el egido
de oy más no fuere vista ni hallada,
diréis que me e perdido,
que, andando enamorada,
me hice perdediza y fui ganada.

De flores y esmeraldas,
en las frescas mañanas escogidas,
haremos las guinaldas,
en tu amor florescidas
y en un cabello mío entretexidas.

En solo aquel cabello
que en mi cuello volar consideraste,
mirástele en mi cuello
y en él presso quedaste,
y en uno de mis ojos te llagaste.

Quando tú me miravas,
su gracia en mí tus ojos imprimían;
por esso me adamavas,
y en esso merecían
los míos adorarlo que en ti vían.

No quieras despreciarme,
que si color moreno en mí hallaste,
ya bien puedes mirarme,
después que me miraste,
que gracia y hermosura en mí dexaste.

La blanca palomica
al arca con el ramo se a tornado,
y ya la tortolica
al socio desseado
en las riberas verdes a hallado.

En soledad vivía,
y en soledad a puesto ya su nido,
y en soledad la guía
a solas su querido,
también en soledad de amor herido.

Gozémonos, Amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte y al collado,
do mana el agua pura;
entremos más adentro en la espesura.

Y luego a las subidas
cabernas de la piedra nos yremos
que están bien escondidas,
y allí nos entraremos,
y el mosto de granadas gustaremos.

Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día.

El aspirar de el ayre,
el canto de la dulce filomena,
el soto y su donayre
en la noche serena,
con llama que consume y no da pena.

Que nadie lo mirava,
Aminadab tampoco parescía,
y el cerco sosegava,
y la cavallería
a vista de las aguas descendía.

Cantar de la Alma

San Juan de la Cruz

¡Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,
aunque es de noche!.

I
Aquella eterna fonte está ascondida.
¡Que bien sé yo do tiene su manida
aunque es de noche!

II

S origen no lo sé pues no le tiene
mas sé que todo origen della viene
aunque es de noche.

III
Sé que no puede ser cosa tan bella,
y que cielos y tierra beben della
aunque es de noche.

IV
Bien sé que suelo en ella no se halla
y que ninguno puede vadealla
aunque es de noche.

V
Su claridad nunca es escurecida
y sé que toda luz de ella es venida
aunque es de noche.

VI
Sée ser tan caudalosos sus corrientes,
que infiernos cielos riegan y a las gentes
aunque es de noche.

VII
El corriente que nace desta fuente
bien sé que es tan capaz y omnipotente
aunque es de noche.

VIII
El corriente que de estas dos procede
sé que ninguna de ellas le precede
aunque es de noche.

IX
Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida
aunque es de noche.

X
Aquí se está llamando a las criaturas
y de esta agua se hartan, aunque a escuras
porque es de noche.

XI
Aquesta viva fuente que deseo
en este pan de vida yo la veo
aunque es de noche.

La Cruz

Mari Carmen Hurtado Chamorro

Con calma hoy te he mirado
en la cruz en que estás izado
¡cuantas veces la he mirado!
Mas nunca había reparado
esa serena belleza
del Cristo que yace exhausto.
Sobre el pecho reposada
la cabeza está inclinada
abiertas tiene las manos
clavadas al leño están
abierto tiene el costado
y la herida está sangrando
traspasado por un clavo
tiene un pié sobre otro pié.
Se ve en su cara dolor
mas se vislumbra dulzura
que te induce al contemplarlo
a sentir amor y paz.

Mirándolo he pensado
inclinaste tu cabeza
para levantar la mía
tienes los ojos cerrados
para que los míos vean
extendidos están tus brazos
abiertos de par en par
dándole cobijo a todos
nadie fuera ha de quedar
clavadas tienes las manos
dejando libres las mías
para tenderlas a otros
haciendo las tuyas mías.
Tu pecho ha quedado abierto
sangrando siempre la herida
esa sangre derramada
recoge y sana la mía
la que dejó en el camino
las heridas de mi vida.
Tus pies inmóviles están
para que corran los míos
a llevarle tu Palabra
al cansado y abatido.

Como imagen de Dios

Mari Carmen Hurtado Chamorro

Desde siempre estaba en tu mente
con infinito amor Tú me creaste
tu huella y tu imagen en mí plasmaste
y en la palma de tu mano me grabaste.
No permitas mi Dios que se oscurezca
la imagen que de ti he heredado
cuando en la más inmensa oscuridad me halle
no dejes que se apague y resplandezca.
Tu huella y tu imagen es luminosa
llena de paz de amor y de ternura
que sabio es quien guardándola perdura
y necio quien la gasta con presura.
Con fe con esperanza y alegría
espere que todo me venga de tu mano
sabiendo que solamente Tú
mis deseos podrás solo colmarlos.
Que yo camine en tu verdad sin pretensiones
tan solo necesite mirar cada mañana
el sol radiante que amanece al nuevo día
y venga como venga yo siempre te dé gracias
Ya sean penas, sufrimientos, alegrías
todo cuanto el nuevo día conlleve
en Ti aunque todo desfallezca
confiada siempre espere.

Donde está Cristo

Mari Carmen Hurtado Chamorro

En mi impotencia te busco y no te hallo
vislumbro un rayo de tu amor de tu hermosura
mas como el humo se esfuma y desvanece
quedando el alma en un anhelo permanente.
Entre mis manos vacías de Ti se llenan
por un instante Señor te posas cada día
como si el agua del mar y del océano
pudiese recogerse en una tina.

A mi merced te entregas por completo
por un momento puedo tenerte hasta tocarte
cual débil recién nacido e indefenso
que ponen en los brazos de su madre.
Tú tan grande mi Dios te haces pequeño,
Pan de Vida te das en alimento
uniendo tu humildad con mi soberbia
mi nada a tu grandeza vas fundiendo.

Estas ahí Jesús presente y real
siempre tu corazón vivo latiendo
en esa blanca e inmaculada Hostia
te quedas por nosotros prisionero.
Amor tan grande sublime ilimitado
no alcanza inteligencia a comprenderlo
un Dios tan grande se entrega, se deja triturar
su Cuerpo y Sangre se dona en alimento.

A mi Amado, a quien busco

Mari Carmen Hurtado Chamorro

Busco al Amor de mi vida
en mi lecho por las noches
roto el corazón se halla
al buscar y no encontrar
agotados están mis ojos
y de lágrimas anegados
en la soledad hundida
me levantaré e iré
a buscarle por los valles
las ciudades y las plazas
y a todos cuantos me encuentre
por Él les preguntaré
¿habéis visto a mi Amado?
al que mi ser solo anhela
que el corazón me ha robado
sin descanso me ha dejado
y le busco sin cesar.
¿Que como es su figura?

El más bello de los hombres
el Dios de todos los dioses
dulce y adorable es.
Él me introdujo en su alcoba
y saboreé sus besos
sus caricias y dulzuras
me embriagó de su perfume
más que el vino es su embriaguez.
En su pecho descansaba,
sus latidos percibía
todo su amor me invadía,
mi deleite era El
yo deseaba morir
para que en mí El viviese
y mi corazón fundiese
en el suyo todo ardiente.
Mas un día se alejó
y el corazón y mi vida
que su amor ha cautivado
con Él se lo ha llevado
errante voy tras de Él.
Antes la noche era luz
ahora es triste y turbulenta
toda en ella es agonía
envuelta en oscuridad
solo deseo que vuelva
descansar en su regazo
que renazca el nuevo día
en que se alejen las sombras
y solo vea su luz.

Mientras tanto voy buscando
a todos voy preguntando
¿habéis visto mariposas,
cervatillos y gacelas
jilgueros y gorriones
habéis visto a mi Amado?
Por aquí debió pasar
pues se puede percibir
ese su aroma y su brisa
en la flor, en la montaña,
en la fuente cristalina,
en la cascada que canta,
en los pájaros que trinan,
en el cielo, en las estrellas
melodiosa está su voz
y al que la oye cautiva
impregnándole en su Amor
le da sentido a su vida.
Si su brisa percibís
decidle que yo le espero
con que ansia lo deseo
pues mi vida se ha llevado
en soledad me ha dejado
viviendo en un sin vivir
por la tristeza embargada
no quedándome alegría
ni luz a mi alrededor.

El invierno ha pasado
el frío nos ha dejado
el arrullo de los pájaros
ya se comienza a sentir
retoñando está la viña
vestido de verde el campo
los manantiales brotando
y los árboles en flor.

Torna ya la primavera
y yo deseo tener
ardiente mi corazón,
que también a mi retorne
para tenerle a mi lado
y una vez que esté conmigo
no lo dejaré partir
porque Él es mi destino
y sin Él no sé vivir.

 

Noche oscura
En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía
Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.